Estoy segura de que todo lo que me rodea no existe, es más yo no existo , es que es imposible , y es comprensible, porque tanta felicidad no cabe ni aquí ni en ninguna parte, todas las cajas que tenía dentro se abrieron; todo dio un giro de repente, logre romper la camisa de fuerza que tenía puesta hace tanto, corrí , corrí y corrí por horas aquí adentro, después salté tan alto que cuando miré hacia abajo todo se veía demasiado pequeño y ahí, me tiré al suelo, miré al techo que me había acompañado por años y también se abrió: Era el cielo. Intenté guardar todas las estrellas que encontré en mis cajitas, cupieron todos. Fui tan feliz.
Me acosté con mi sonrisa siempre latente.
Fui corriendo al balcón y grité gracias, sé que me escucharon , me han escuchado siempre, desde que esbozaron para mí mi primer te quiero. Se los he dicho una y mil veces, siempre estarán a salvo en mi cofre de terciopelo.
Un abrazo fraterno,
Francisca.