domingo, 30 de septiembre de 2007

La belle époque

" Better than a Cheesecake"

lunes, 24 de septiembre de 2007

Desperté un Domingo




Date una vuelta sobre mi lápiz y verás qué rastro de nubes rojas vamos a dejar en el cielo turquesa de mis ventanas, no temas, te estaré esperando.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Manchas que no salen





Ya basta, es hora de un receso.


Es hora de que venga una multitud de tarros de pintura y me contagie con su intensidad, de preferencia azul.
Es hora de que
tome mis pantuflas de hombre de las nieves fucsia y las eche sin reparo alguno a la lavadora.
Es hora de que
haga monedas y vaya corriendo al Tottus en busca de un chiquitín de frutilla para ver si así saco alguna sonrisa dentro de este día apagado.
Es hora de que busque a Cindy Crawford y la coloque en la tele y haga todos los ejercicios vespertinos que nunca hice.
Es hora de que me levante de donde estoy sentada, me dirija serenamente hacia mis mozuelos y los interrogue sobre algún incidente violento suscitado hoy y ellos me despidan con un portazo en la cara.
Es hora de que vaya al pasillo y apague la luz que siempre permanece prendida y nadie se digna a apagar y después la que tiene que soportar la cátedra del ahorro es la que les escribe.

Y es hora de que
deje de esperar por lo que no llega.









Y, ¿las palabras se las lleva el viento?.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Muecas en Invierno

" Coro : Y de este modo Fidípides se puso en camino para llevar un importante mensaje al rey.
(efecto de viento y relámpagos)
Atravesando profundos montañas, franqueando altos valles y en todo momento a merced de las furias.

Diabetes : Ayer era un asqueroso esclavo que nunca se había aventurado más allá de la propiedad de su amo. Hoy llevo un importante mensaje al rey, el rey en persona. Observo el mundo. Pronto seré un hombre libre. Improvistas posibilidades humanas se abren ante mí.
Y por esta razón ... siento un incontrolable impulso de renunciar."


Sí, ayer tenía un incontrolable impulso de renunciar, no me sentía capaz de nada , solo quería salir corriendo a la esquina más lejana de todo esto y después volver como si nada.

En resumen... tenía ganas de mandar todo a la cresta.

Y al final cuando ví a la Hanna fui corriendo y me puse a llorar a moco tendío, me veía súper linda. Después me vi frente a un espejo vestida como una anciana con ojos hinchados y sin un texto aprendido, estaba histérica; estábamos a 10 minutos de estrenar la obra.

" Shhh, hace rato que estamos a 10 minutos."

Las luces encendidas y un grupo minúsculo avanzando por un escenario con una luz enceguecedora, y todos sumergidos en unas mantas penetrantes, caminaban a sus lugares en paso de vals. Yo me refugié en ese papelito mezquino que guardaba bajo la manga derecha, ninguno de los espectadores lo notó, i think so, seguía histérica, segura de que en cualquier instante echaría a perder la obra.

Se me ocurrían cosas estupidas para que la obra culminara de pronto:

1 - Que me daba un ataque en medio de un texto mal dicho.
2 - Que una mujer empezara a dar a luz en medio del público, y de la obra.
3 - Que hubiera un derrumbe ocacionado por algún botón apretado dentro de mi mente.


Pero no pasó ninguna y me vi obligada a apechugar. En un momento, en el que yo hablaba me siguió un silencio que creí perpetuo, lo seguí con una imagen y me dije: Ahora seré como una piedra y sentí como cada uno de mis músculos se ponían rígidos; entonces alguien irrumpió en la escena y me esfumé en el espacio negro y sonreí, me acordé del abrazo de mi papá.

Abracé a mi hijo y en coro dijimos: Ha muerto Mamaé. Había terminado al obra y yo seguía haciendo show, sentía rabia, pero nadie se percató, me fui a un rincón y me cambié.
Fui desesperedamente a un bañoy dije ¡rápido, rápido!, miré a la falda y el tiempo se me escurría, me vestí, no alcancé ni a pestañear y había vuelto a ese mismo escenario, pero ahora tenía que reír, miré hacia el público y ví a mi papá con una sonrisa tan grande y es ahí a donde quería llegar, a ese instante; porque fuesolo en ese momento donde mi papá me entendió, me cobijó y esa fue su manera de aceptar lo que hasta a mí me costaba seguir cosechando. Me cambió todo lo que me habñia hundido, me cambió el suich o como se diga, no sé, supongo que no se había dado cuenta. Cuando terminó Zeus, seguía siendo la misma Francisca de siempre, incluso cuando nadie al estaba viendo, ni siquiera Dios.

Coro: Los días se hacen semanas y las semanas meses, pero Fidípides sigue luchando.