miércoles, 19 de septiembre de 2007

Manchas que no salen





Ya basta, es hora de un receso.


Es hora de que venga una multitud de tarros de pintura y me contagie con su intensidad, de preferencia azul.
Es hora de que
tome mis pantuflas de hombre de las nieves fucsia y las eche sin reparo alguno a la lavadora.
Es hora de que
haga monedas y vaya corriendo al Tottus en busca de un chiquitín de frutilla para ver si así saco alguna sonrisa dentro de este día apagado.
Es hora de que busque a Cindy Crawford y la coloque en la tele y haga todos los ejercicios vespertinos que nunca hice.
Es hora de que me levante de donde estoy sentada, me dirija serenamente hacia mis mozuelos y los interrogue sobre algún incidente violento suscitado hoy y ellos me despidan con un portazo en la cara.
Es hora de que vaya al pasillo y apague la luz que siempre permanece prendida y nadie se digna a apagar y después la que tiene que soportar la cátedra del ahorro es la que les escribe.

Y es hora de que
deje de esperar por lo que no llega.









Y, ¿las palabras se las lleva el viento?.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta lo que escribes,
me encastas tú.

Te quiero.